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Reinaldo Azevedo

Este escriba no Clarín: Vírus oportunista e Guedes reacionário, não liberal

Reprodução/Clarín
Imagem: Reprodução/Clarín

Colunista do UOL

09/07/2020 08h25

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Concedi na noite de quarta uma entrevista ao jornalista Guido Nejamkis, do "Clarín", o veículo mais importante do maior grupo de comunicação da Argentina. Para ler a íntegra, clique aqui. Destaco alguns trechos:
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Católico, tenaz opositor a la legalización del aborto, partidario del liberalismo económico, el escritor y periodista Reinaldo Azevedo es, antes que nada, un fenómeno de audiencia. Su público está compuesto tanto por políticos y empresarios influyentes como por choferes de Uber o empleados de oficina, encantados por su lengua sin filtro, su adhesión a los principios del Estado de derecho y su defensa intransigente del buen uso del idioma. En tiempos del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, fue un pertinaz crítico del Partido de los Trabajadores (PT): publicó el libro "Petralhas", una suerte de juego de palabras entre PT y los canallas que roban dinero público, e inventó la palabra "izquierdópata", que utiliza para describir la pulsión de cierta izquierda por análisis izquierdistas incluso cuando la realidad no los sustenta. Hoy, su crítica enfática se dirige a Jair Bolsonaro. Desde su casa, donde trabaja sin salir desde marzo, conversó con Clarín sobre la turbulenta realidad de Brasil.

¿Cómo recibió la noticia de que el presidente está infectado por coronavirus? ¿Coincide en que no provocó consternación popular pese al enorme impacto en los medios y en la política?
No hubo consternación. Estamos con casi 70.000 muertos, vamos hacia los dos millones de infectados y tenemos un presidente que dijo frases como ´todo el mundo muere un día´, indagado sobre el número de muertos dijo ´yo no soy sepulturero´ y ante la evidencia de un aumento en el número de muertes dijo ´¿Y qué?´. No es el comportamiento de alguien que despierte compasión. No hay ninguna razón para que los brasileños tengan más compasión por el presidente que consigo mismos, con sus parientes o con otros brasileños. Él no despierta ese tipo de sentimiento. Yo digo que es irrelevante que Bolsonaro esté con Covid. En marzo cuando se hizo exámenes y no quiso divulgar el resultado levantó sospechas sobre si estaba o no con Covid. Ahora que quiso divulgar el resultado continúan las sospechas. Es grave tener un presidente en cuya palabra ya nadie confía. Hubo una ola de escepticismo hasta sobre el resultado. El presidente se debería dar cuenta que las personas no confían más en lo que dice. Ni cuando niega ni cuando admite. Además, el anuncio fue hecho con todas las declaraciones indecorosas posibles.

¿Por qué dice que es irrelevante si Bolsonaro tiene o no Covid-19?
Porque lo relevante es la política pública de salud, que es desastrosa. El gobierno federal destinó unos 40.000 millones de reales (7.500 millones de dólares) para combatir la pandemia a través del Ministerio de Salud y gastó poco más de 12.000 millones de reales, menos de un tercio.
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Fuera de la situación sanitaria, hubo en estos meses de pandemia dos hechos destacados: la renuncia de Sergio Moro de esos hechos?
Moro rompe no porque no esté de acuerdo con la actuación autoritaria del gobierno. Moro es tan autoritario como Bolsonaro, es importante que esto quede claro. Rompe porque veía su autoridad contestada. Bolsonaro decidió despedir una persona de su confianza. Antes de eso, endosó todas las acciones autoritarias de Bolsonaro. Ya el hecho de haber asumido el Ministerio de Justicia fue uno de los actos más indignos e indecentes de la historia política brasileña. Aceptó el cargo ocho meses después de la detención de Luiz Inacio Lula da Silva, al que condenó en primera instancia en una sentencia que nació sin pruebas. Lula fue condenado sin pruebas. No digo que Lula sea inocente. Quien declara la inocencia es la justicia. Condenar con pruebas o sin pruebas es lo que interesa al proceso político, al Estado de derecho. Moro tuvo una actuación indecorosa e ilegal en su alianza con el Ministerio Público y funcionó como jefe de la acusación, que no podría juzgar. Y juzgó. No rompió con Bolsonaro por buenos motivos. Ahora busca reinventarse como crítico de Bolsonaro. Pero no tiene credibilidad para eso. Intenta hacer un discurso hacia el centro. No creo que tenga éxito. Tendrá que asumir una candidatura. Y entonces mucha gente constatará que es un político y no alguien interesado en hacer justicia. Moro era considerado un instrumento de moralización de la política, pero el Lava Jato perdió mucho de su credibilidad. Creo que la población estará alerta ante la posibilidad de elegir gente sin experiencia y que lo que tiene es sólo un norte moral, como aquello que es Bolsonaro. La experiencia con Bolsonaro no está siendo buena. Moro tiene todavía apoyo de parte de la prensa, pero no creo que conseguirá adhesión popular.

¿Rescata algo de la operación Lava Jato?
El Lava Jato nace casi inmediatamente después la aprobación de la ley que nos trajo la delación premiada aprobada por Dilma Rousseff como respuesta a las manifestaciones del 2013 que iniciaron movimientos de extrema izquierda. Fue una ley que entregó Brasil a los delincuentes, permitiendo que los delincuentes seleccionen blancos y preserven otros. De esa ley nació el Lava Jato y con él un número impresionante de ilegalidades. Claro que combatió la corrupción. Pero el combate a la corrupción debe ser hecho sin la destrucción de la legalidad y del Estado de derecho. El Lava Jato llevó a la opacidad absoluta a todas las instituciones brasileñas. El odio a la política, a las instituciones y a la democracia fue el que llevó al poder una figura irrelevante y marginal como Bolsonaro.
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A partir del Plan Real, Brasil se modernizó e incluyó parte de la sociedad marginada. El ministro de Economía, Paulo Guedes, hizo críticas recientes a ese plan. Sus previsiones de crecimiento y nuevas reformas y privatizaciones para la post pandemia parecen promesas de milagros. ¿Cómo ve su papel?
Paulo Guedes no es un liberal, es un reaccionario. Tan reaccionario y tan autoritario como Bolsonaro. No se distinguen. La diferencia es que uno sabe cómo la economía funciona y Bolsonaro no tiene noción. Guedes no tiene ningún compromiso con las cosas que hoy son centrales en Brasil. Es uno de los países más desiguales del mundo. Y la desigualdad importa. Guedes no tiene ningún compromiso con eso. Ve toda asistencia a los más pobres como una disfuncionalidad. Tiene una visión atrasada del liberalismo. Vende un Brasil que va a disparar, un crecimiento en V. Dice eso desde que llegó al poder. Es un vendedor de terrenos en la luna, aunque tiene apoyo del mercado financiero y de empresarios.

¿El Congreso apoyará su promesa de privatizar varias empresas hasta fin de año?
No creo. En caso de que pueda hacerlo no será una privatización sino una donación de patrimonio público. Privatizaría empresas que tienen el valor accionario en el piso, con el mercado privado en crisis también. Lo haría a precios ridículos. Si fuera por mí, el Estado se ocuparía sólo de educación, salud y seguridad. No sé para qué necesita tener bancos, petroleras. No lo veo necesario. Pero como tiene, hay que ver a qué precio se vende para respetar el patrimonio público. Hoy dudo que el gobierno de Bolsonaro entregue alguna otra cosa que la reforma de la seguridad social que ya hizo el año pasado, cuyo consenso se creó en el gobierno de Michel Temer y fue conducida por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, a pesar de que era atacado y demonizada por el bolsonarismo.
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